Las abejas de Malia (II):
VIDYA CASTREXA
LA AVENTURA CONTINÚA... en la primera novela de la historia que nos traslada a NUESTRA CULTURA CELTA Y CASTREÑA hispana.
Vidya era castrexa. Tanto como el aire que respiraba, el agua que bebía de los manantiales, el olor de las maderas y todo el aroma, en general, que impregnaba el amado bosque que los alimentaba.
Sus raíces se habían expandido e introducido en aquella tierra con más fuerza que las de los mismos robles. No había otro lugar más indicado para ella.
VIDYA CASTREXA - LAS ABEJAS DE MALIA II
Aernus, Bandúa, Berobreo, Deva, Epona, Cernunnos, Eus, Teutates, Navia... deidades poco conocidas con las que el lector se familiarizará inevitablemente.
Las montañas, los ríos, los manantiales, los árboles, las piedras... Entes divinos y mágicos, venerados por los agradecidos celtas, en perfecta comunión con la Tierra que nos da la vida. Amaremos a la Madre que nos cuida, con la pasión y la lógica inspiradas por la admirable perspectiva celta. Ojalá recuperemos aquella cualidad descrita por Estrabón en sus investigaciones por Iberia:
No hay despilfarro en los recursos naturales, y todo se aprovecha con gran maestría
¿Un paseo por el Nemeton junto a un druida? Un sueño que no nos abandonará.
O can do Urco, la Orcabella, la Estadeira... escalofríos que nos sacudirán las manos (¡agarrad el libro con fuerza!)
Viviremos fiestas alrededor de la hoguera en Lughnasadh para agradecer las cosechas; celebraremos Samhain para "sobornar" a los espíritus, para pedirles favor, para esquivar a la muerte que en los meses de Samonios rondará entre nosotros.
Pero sobre todo: conoceremos una calidad cultural y personal de tal calibre que una profunda añoranza por aquella civilización perdida se apoderará de nosotros al cerrar sus páginas.
Una calidad como solo podía ser capaz de curar las profundas heridas de nuestros queridos personajes huídos de Uxama Argaela, cuyo primer contraste entre lo que creían saber y lo que van a averiguar sobre los celtas es el Hospitium, aún presente en las gentes de la zona grovia.
Como en El maestro griego, el devenir de Iris (anteriormente Enio) se simultanea con las vicisitudes que padecerá su lejana pariente, nuestra contemporánea Iliana, en una comparativa peculiar de situaciones que nos lleva a valiosas conclusiones sobre nuestras capacidades ante los cambios de la vida. Igualmente, conoceremos el peculiar desenlace de Escipión Emiliano, el numantino, en Roma.
Seguramente, por fin, tenemos en Vidya Castrexa la primera novela que ofrece un viaje apasionante por la cultura celta y castreña de nuestros ancestros, acompañando a Enio en una nueva aventura llena de enigmas y alguna que otra sorpresa muy destacables.
Todo un despliegue de mitología y costumbres, basado en una extensa bibliografía documental y una exhaustiva recopilación personal en el mismo castro donde tiene lugar la trama, así como en el museo que lo gestiona.